Papel higiénico: ¿cómo era la vida antes de que existiera?

¿Vivir sin papel higiénico? Así era la vida antes de que llegara el artículo de limpieza que cambiaría la higiene occidental.
Papel higiénico: ¿cómo era la vida antes de que existiera?

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 04 marzo, 2023

Probablemente, hasta hoy, no habías imaginado cómo serían los días sin papel higiénico. Resulta ser un elemento tan básico y esencial en las compras de la casa, que vivir sin él nos parece imposible.

Sin embargo, no siempre existió. Entonces, ¿cómo era la higiene personal en esos tiempos?

Ahora que te dejamos con esta curiosidad, no podrás irte de aquí sin resolverla. Te contamos a continuación.

¿La vida sin papel higiénico?

Para nuestra época, el papel higiénico es un imprescindible que hace parte de la vida cotidiana y desde su aparición, hace aproximadamente unos cinco siglos, ha sido una solución de la higiene y la limpieza.

No obstante, hubo un tiempo en el que este tipo de elemento no existía y japoneses, griegos y romanos tenían otras formas de solucionar la limpieza del ano. Aunque a ciencia cierta, no hay evidencia clara sobre lo que usaban los humanos de la antigüedad luego de hacer sus necesidades o defecar, lo lógico sería pensar que recurrían a lo que tenían cerca. Por ello, las aproximaciones señalan que solucionarían esto con hojas, agua, arena y musgo.

Sin embargo, con el aumento de la actividad de la agricultura, empezarían a aparecer otras opciones, como las hojas de maíz y el heno; elementos que se siguieron usando en otras zonas, debido a que en algún tiempo resultó difícil acceder a este recurso que conocemos hoy como papel higiénico.

Un primer «papel higiénico»: el tersorio

Las primeras evidencias que se conocen de la higiene personal datan de la época de los romanos. En ese momento utilizarían un elemento denominado tersorio, que era una esponja marina clavada al extremo de un palo de madera. Permanecía en un cubo de vinagre o agua salada para matar las bacterias.

Este particular elemento era la solución a la limpieza y se usaba en la letrina comunal, un lugar lleno de agujeros cortados en mármol en fila. Allí se introducía también el tersorio ,con el fin de limpiar esta parte del cuerpo.

¿Sabías que era compartido? Durante la época, no había forma de cambiarlo luego de cada uso y mucho menos cada persona contaba con su propio tersorio. Fue así que se convirtió en un elemento compartido, lo que también era fuente de enfermedades, como los parásitos intestinales.

Cabe decir que entre las familias más adineradas esto se reducía, pues en lugar de esponja usaban lana y lo ponían en agua de rosas. Allí cada persona tenía su propio tersorio.

El chuugi, la solución japonesa

Se sabe que hacia el siglo VIII de nuestra era, los japoneses usaban un tipo de elemento llamado chuugi, hecho de madera en forma de palo. Este artículo era empleado tanto para limpiar la zona externa como la interna del ano.

El elemento fue popular por mucho tiempo y, de hecho, se cree que los materiales variaban con frecuencia, pues en la limpieza también se podrían usar hojas, hierbas, pieles de animales, conchas marinas, entre otros.

El pessoi u ostraca de los griegos para la limpieza

Nuestro viaje nos trae a los antiguos griegos. Su particular elemento consistía en una serie de piezas rotas de cerámica ceremonial que eran alisadas en los bordes y se usaban para el ano.

Incluso, arqueólogos han encontrado trozos de ostraca con nombres escritos. Una teoría señala que los antiguos escribían allí los nombres de sus enemigos y la usaban en la limpieza como un acto de venganza.

Entonces, ¿cómo llegó el papel higiénico a ser la solución final?

Se cree que sería hacia el siglo XIX, cuando el estadounidense Joseph Gayetty introdujo al sector comercial un elemento que antes había concentrado su uso exclusivo en el mundo médico. Se trataba de hojas sueltas de papel de manila que eran humedecidas con aloe vera.

Con el paso del tiempo, la idea continuó su evolución y se fue patentando hasta convertirse en un rollo de hojas que las personas podían arrancar. Desde entonces, sigue cambiando en función de la época y sus necesidades. Sus precios han variado y también su forma de comercialización.

Hoy, la vida occidental nos parecería imposible sin este elemento del baño. Pero no es un artículo que se use en todos los rincones del mundo; aunque ese es otro tema.