Señales de que eres un padre tóxico
Los papás no solo son el mejor modelo para los hijos, sino que también son los responsables prioritarios de su bienestar. Ellos los ven como el refugio más seguro.
Sin embargo, algunos progenitores, en el afán de querer criar hijos correctos, terminan teniendo conductas peligrosas. Tanto así, que con el tiempo, le dan lugar a una toxicidad alarmante.
Afectan el desarrollo de sus descendientes y les causan heridas emocionales profundas. Por eso, en este artículo te contamos cuáles son las maneras de ser más habituales de los padres tóxicos para que las evites a toda costa.
¿Te interesa descubrirlas? Continúa leyendo porque a continuación vamos a enumerarlas.
1. Tienen una exigencia desmedida
Un padre tóxico es demasiado perfeccionista y, a causa de ello, piensa que todo tiene que salir bien y no les da espacio a los obstáculos. En consecuencia, recalca cada uno de los errores de manera constante y se olvida de respetar los límites.
Debido a esto, ocasiona que los hijos sientan que son inferiores a los demás y que no podrán cumplir ningún objetivo. Así mismo, que no confíen ni un poco en sí mismos y tengan una autoestima muy baja.
2. El padre tóxico recurre a una autoridad sin tolerancia
Este tipo de progenitores fuerzan a los hijos a actuar de un modo específico y no son para nada flexibles. Por ende, los hacen participar en las actividades que a ellos les apasionan, sin importar que los más pequeños de la casa no tengan sus mismos gustos.
Adicional a esto, les manifiestan que deben cumplir los mismos logros que ellos han alcanzado y reaccionan con agresividad cuando los hijos les expresan que tienen otros planes para su vida. En ese orden de ideas, les apagan las alegrías y no les permiten satisfacer sus necesidades.
3. Un padre tóxico es manipulador
Los papás con esta actitud siempre quieren que todo se haga a su manera y hacen hasta lo imposible para conseguirlo. De acuerdo a esa idea, son capaces de decirles a los hijos que ellos les deben todo y, por consiguiente, les corresponde hacer lo que se les indique.
De igual modo, les dicen que han tenido que renunciar a múltiples cosas desde que se convirtieron en padres. Por ello, generan que los descendientes lo acepten todo solo para no verlos infelices ni malhumorados.
4. Son maltratadores
Un padre tóxico cree en todo momento que la mano dura es la única opción. A raíz de esa situación, golpean a sus descendientes en cualquier parte del cuerpo con mucha frecuencia.
Además, en los momentos de ira, suelen decir una gran cantidad de comentarios ofensivos. Tanto así, que se meten en temas delicados, como el peso corporal, la apariencia física y la solvencia económica.
Debido a esto, destruyen al máximo la autoestima de sus hijos y generan que ellos se acostumbren a que todas las personas los hagan sentir de la peor manera posible.
5. Para un padre tóxico, la crítica siempre va por delante
Estos papás sobrepasan los límites de exigencia y, por ende, se acostumbran a hacer más comentarios negativos que elogios. De acuerdo a ese actuar, los hijos prefieren no compartirles sus logros porque saben que ellos les van a ver algún “pero”.
Sumado a esto, también es muy normal que estos hijos no acostumbren a participar en nuevos proyectos. Piensan que sus padres los van a reprobar y a aterrorizar cada vez más.
6. Son poco afectivos
Los progenitores con este tipo de actuar suponen que si son tiernos con sus hijos, los van a malcriar. A causa de ello, tratan de estar lo más alejados posible y no se empeñan en demostrarles ninguna muestra de cariño que los reconforte cuando más lo necesitan.
Por otra parte, también evitan entablar cualquier tipo de conversación con ellos porque, desde sus egos, creen tener claras todas sus necesidades. En efecto, ocasionan que sus descendientes se sientan poco escuchados y les cueste expresar sus emociones.
Tanto que, por lo general, los hijos con este modelo de padres tienen un desarrollo social problemático porque se niegan la oportunidad de compartir con los demás. Deducen que todos los van a tratar igual.
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Reflexión final
Tal como se ha podido ver a lo largo del artículo, ser hijo de un padre tóxico es bastante perjudicial. Hacen que se acostumbren a sentir emociones negativas y a pensar que la dignidad no debe ser respetada.
Por lo mismo, es fundamental que se le cierren la puerta a todos estos impasses que no garantizan nada bueno, sino que solo generan un dolor desmedido.
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