Película sobe el poder de los viajes y el amor propio: "Comer, rezar y amar"
Todas las personas tienen que enfrentar problemas. Muchos llegan a sentirse perdidos y a no tener claro cuál es su propósito de vida.
Es imprescindible para ellos tomarse un tiempo para conocerse a sí mismos, encontrar tranquilidad y definir qué es lo que quieren hacer. Tal como lo hizo la protagonista de la película Comer, rezar, amar.
En este artículo te compartimos los detalles más importantes de esta maravillosa producción cinematográfica y cada una de las lecciones que deja. ¡No te las pierdas!
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La historia vivida en la película “Comer, rezar y amar”
Este filme está basado en una historia real que le ocurrió a la escritora Elizabeth Gilbert, quien tenía una relación sólida de 7 años y vivía en una linda casa. Además, era exitosa a nivel profesional.
Sin embargo, con el pasar de los días comenzó a sentir que no estaba trabajando por cumplir todos sus sueños. Así mismo, que su pareja no le estaba brindando el apoyo que ella merecía.
Por consiguiente, tomó la decisión de divorciarse y alejarse. Se animó a abandonar Nueva York para emprender un viaje por el mundo. A raíz de esa situación, en primera instancia llegó a Roma.
Consideraba que en ese lugar podía volver a tenerle gusto a muchas cosas. Se dispuso a conocer una gran cantidad de destinos turísticos y a disfrutar de todos los manjares gastronómicos que le ofrecían.
No obstante, después de un tiempo, sintió la necesidad de un nuevo entorno. Por ello, viajó hasta la India y logró mejorar su conexión espiritual. En ese país se dio la oportunidad de conocer el poder que tiene la meditación. Además, se dio cuenta de que el canto podía resultar terapéutico.
En vista de que esas 2 experiencias le habían ayudado a estar mejor, tomó un avión hasta Bali. Allí tuvo la fortuna de encontrarse con Felipe, el hombre que le volvió a despertar las ganas de amar.
También se llenó de satisfacción al poder ayudar a una familia a reconstruir su casa. En consecuencia, pudo regresar a Nueva York impregnada de toda la alegría y la calma que estaba anhelando.
Las enseñanzas
La historia de vida retratada en la película Comer, rezar y amar demuestra que es fundamental que las personas tengan claro que ellos mismos deben ser su máxima prioridad. Es así como pueden dedicarse a encontrar las mejores alternativas para recuperar su bienestar en aquellos momentos que sientan que todo está mal.
Por otro lado, al disfrutar de la película, los espectadores tienen la oportunidad de aprender las mismas lecciones que descubrió la protagonista durante cada uno de los viajes. En primer lugar, se van a dar cuenta de que es crucial que se conozcan y se acepten.
Solo así pueden estar en armonía consigo mismos y, por lo tanto, ofrecerles lo mejor de sí a los demás. Confían en sus capacidades y las aprovechan al máximo para vivir momentos inolvidables.
Sumado a esto, van a ser conscientes de que cada uno tiene la capacidad de saber elegir sus pensamientos. Por ende, pueden detectar todo lo que les genera tranquilidad y alejar cada una de las ideas que puedan causarles malestar.
Por último, hay que entender que nunca se le deben cerrar las puertas al amor. Aunque se haya tenido una experiencia adversa, siempre se puede encontrar a alguien que despierte mil sensaciones positivas y vuelva a iluminar todos los panoramas con los colores más lindos.
Captar que todas las cosas se deben hacer con el corazón es la fórmula indicada para disfrutar hasta los detalles más mínimos. Salir de la zona de confort es posible para encontrar nuevas motivaciones.
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