Padres y madres agotados: así afecta el cansancio extremo en la crianza de nuestros hijos
El agotamiento de los padres y madres es mucho más común de lo que se cree, en especial en nuestra época. Además de estar involucrados en la crianza de nuestros hijos, también hay padres que trabajamos a tiempo completo.
Quédate hasta el final para conocer más de esta situación y cómo cuidar tu salud mientras tus hijos crecen.
¿Por qué hoy la crianza agota más a los padres y madres?
Con el paso del tiempo, las actividades que realizamos han influido notablemente en la constitución de las familias y, más aún, en las dinámicas que ocurren en su interior. Una de ellas ha dejado como consecuencia la poco conocida fatiga parental.
En la actualidad, las probabilidades de que la crianza de un niño se desarrolle en un hogar en el que padre y madre trabajan a tiempo completo son muy altas.
En especial, las mujeres sufren este síndrome y no solo puede presentarse en los primeros meses de vida del bebé, sino que puede extenderse mucho tiempo más.
La crianza de los hijos y un horario laboral demandante agotan toda la energía diaria, lo que se ve reflejado no solo en el cansancio físico de padres y madres, sino también en el cansancio mental, generando estrés y frustración.
¿Qué es la fatiga o el agotamiento parental?
Se trata de un síndrome relacionado con el estrés crónico que experimentan los padres, a menudo relacionado con la sensación de cansancio y agobio, provocado por la suma de actividades que deben realizar a diario.
En realidad, no es una cuestión única de un contexto en específico, sino que se ha visto como una tendencia que sigue en crecimiento en las familias de forma inminente.
Síntomas del síndrome de fatiga parental
Aunque muchos padres pueden experimentarlo, pocos identifican y reconocen que es un problema que puede ir más allá. Comprenderlo es determinante para cuidar nuestra salud física y mental.
Entre los principales signos de alerta están la sensación de hastío sobre la paternidad, el distanciamiento afectivo y emocional con los hijos, y la pérdida de la percepción exitosa de ser padre.
Según un estudio realizado por la Universidad de Lovaina en Bélgica, 1 de cada 10 padres aseguró que el cuidado y crianza de sus hijos tiene implicaciones en su salud física y mental.
Antecedentes importantes del síndrome
Es importante tener en cuenta que, pese a su persistente desconocimiento, no es nuevo, sino que tiene sus antecedentes en la psicología de los años 60, con el estudio del estrés crónico aplicado al trabajo.
En este primer momento, se analizaba a las personas que, además de trabajar, tenían a su mando el cuidado de enfermos y adultos mayores. Aun así, no fue sino hasta 1980 que se empezó a relacionar con los padres y madres.
La enfermedad de un hijo o familiar en la que otra persona se responsabiliza es un factor de riesgo crucial con respecto a la fatiga parental.
Aunque inicialmente se enfocaron en padres con hijos que atravesaban enfermedades crónicas y que arrojaron síntomas como el estrés, el agotamiento y la baja eficiencia, se vio la necesidad de realizar nuevamente el estudio, esta vez en más de 3000 padres, en 2011. Lo sorprendente fue que presentaron los mismos síntomas.
Enfrentar la fatiga o agotamiento parental: lo que debes saber
La crianza de los niños es un proceso precioso que, como padres y madres, no queremos perdernos. Sin embargo, también es necesario cuidarnos, pues en esta misma medida podremos lograr todo lo que deseamos de manera sana y, sobre todo, con equilibrio y tranquilidad.
Para empezar a tratarlo y prevenirlo, ten en cuenta lo siguiente:
Busca ayuda en el tiempo de cuidado
Si sientes que la fatiga parental se está manifestando en tu día a día, lo mejor será empezar a revisar opciones. Podrías considerar adquirir la ayuda de una guardería o una persona que los cuide por días durante la semana. De esta manera, evitarás sentirte agobiado y no los dejarás solos.
Revisa las reglas y sé flexible
Otra forma de enfrentarlo es revisando las reglas que estamos aplicando, pues en ocasiones no nos fijamos en si están funcionando y en muchos casos no pensamos en modificarlas. Considera reducir la rigidez. Esto no quiere decir que no seas el mejor padre o madre, sino que eres flexible y quieres lo mejor para tu hijo, cuidando también tu bienestar.
Equilibra el cuidado con tu pareja
Turnarse en el cuidado de los hijos es una de las salidas más importantes. Habla con tu pareja y de acuerdo a sus actividades, fijen horarios o espacios en los que puedan turnarse en el tiempo con los niños; seguro ellos aprenderán mucho de ustedes por separado también.
Cuando tenemos un hijo, nos prometemos dar lo mejor de nosotros para su formación. Por ello, cuidar tu salud es el primer paso en una crianza llena de amor y bienestar.