Amigos y hermanos eternos: niño es adoptado por los padres de su incondicional compañero de juegos
El sueño de todo niño es no separarse de su mejor amigo, que las horas de juego no terminen y poder seguir descubriendo el mundo junto a él. Pero generalmente, el llamado de los padres obliga a la separación y a la espera de una próxima cita de juegos.
Aunque todo es distinto en este caso: el niño es adoptado por los padres de su leal compañero de aventuras. ¿Cómo ocurrió esta linda historia? Quédate hasta el final para conocerla.
Andrew, el niño que es adoptado por los padres de su mejor amigo
La historia de este pequeño de Nashville, Tennessee (Estados Unidos), es una de las muchas que viven miles de niños en el mundo: carecen de un hogar respetuoso, lleno de amor y cariño en el que puedan formarse dignamente. Y frente a esto, pasan años de su vida probando suerte en otros hogares.
Pero para conocer la historia de Andrew, es necesario empezar por contarte que, precisamente, sus primeros años de vida estuvieron atravesados por esta ausencia de padres, lo que llevó a que los de su mejor amigo lo acogieran por algún tiempo.
Sin embargo, lo cierto es que esto no hubiera sido posible si la relación entre Andrew y Joc Gill, su gran amigo, no hubiera sido tan especial. Juntos descubrían el mundo en cada aventura que se proponían. Como todos, disfrutaban de los videojuegos, las películas y los deportes.
Fue así que para Kevin y Dominique, padres de Joc, no fue tan difícil tomar la decisión de tenerlo en su casa. Estaban felices también de que su hijo tuviera un compañero y siempre se vieran tan felices juntos.
Ahora serán compañeros de por vida creciendo en el mismo hogar
El día en el que le dieron oficialmente la bienvenida a su hogar, ocurrió como ningún otro. Sin duda, fue el día más especial para Andrew, pero también para la familia de su amigo, que ya preparaba su llegada.
En un día soleado recibieron al pequeño con globos y un gran letrero que anunciaba su adopción definitiva, después de pasar tanto tiempo probando familias cuyos caminos, finalmente, no llegaban a buen término.
El gran momento suspendió al pequeño en una emoción infinita. Tras leer el letrero, no pudo más que esperar la pregunta de los anfitriones, quienes le dijeron: «¿Quieres?». Él, con el corazón inundado de alegría, respondió con un rotundo «¡sí!».
¡Por fin! Andrew ya no estaba más en la búsqueda incansable por encontrar un hogar que definiera su situación y en el que pudiera crecer lleno de amor. Lo cierto es que, sin saberlo, esa familia había sido su destino.
Hoy, Andrew y Joc siguen creciendo juntos, acumulando sonrisas, experiencias y aprendizajes. Ahora tienen la complicidad única de ser amigos y hermanos.
¿Logró emocionarte tanto como a nosotros esta bella historia? Esperamos que sí y que más niños como Andrew, encuentren un lugar seguro para crecer rodeados de todo el amor que se merecen.