Efecto Benjamin Button: logran revertir el envejecimiento en ratones y los científicos quieren hacer lo mismo con los humanos
El curioso caso de Benjamin Button es la historia ficticia de un hombre que nace anciano y, por efecto de alguna extraña alteración, a medida que pasa el tiempo se vuelve más y más joven. Hasta que termina sus días como un bebé.
David Sinclair, investigador de Harvard, se ha valido de la metáfora para describir los últimos avances de su equipo en ratas de laboratorio. En algunas de ellas han logrado que el rejuvenecimiento de sus células sea una realidad.
¿Y si se pudiese lograr el efecto Benjamin Button en humanos? ¿Cuán cerca estamos de modificar nuestras células para pedirles que se hagan jóvenes de nuevo y que dejen de envejecer? Sinclair dice que este es el futuro inmediato y que no demoraremos en obtener el elixir de la vida eterna.
¿De qué se trató el estudio científico con los ratones?
El equipo de Sinclair quiso probar y profundizar una teoría más vieja que ya se había publicado. Algunos investigadores, antes, habían logrado cambiar la expresión genética de ciertas células de animales.
Es decir, habían modificado el comportamiento del ADN para promover algún tipo de vuelta atrás. Pero estos experimentos previos siempre fallaban en algo:
- Uno de ellos hizo que las células de la piel adultas se volvieran células madre. O sea, que regresaran al estado inicial, cuando una célula es capaz de convertirse en cualquier tejido. Por este descubrimiento, el científico Yamanaka ganó el Nobel de Medicina. El problema de fondo era que las células perdían su memoria. Al convertirse en células madres, olvidaban lo que eran en un principio. Por lo tanto, no es el rejuvenecimiento que podría aplicarse en la medicina práctica con pacientes humanos.
- Más adelante, en 2016, el Instituto Salk modificó las condiciones de Yamanaka y alcanzó una regresión prometedora de las células. Aquí el problema fue que los ratones de laboratorio desarrollaron tumores diversos por la modificación genética. Tampoco es algo que sea beneficioso para los humanos.
Así llegamos a la publicación de 2020 de Sinclair y su equipo en la revista Nature, en la que relatan cómo mejoraron la visión perdida de unos ratones de laboratorio con una técnica de rejuvenecimiento de las células de su retina. Sería la primera vez que el efecto Benjamin Button se ejecuta de manera segura y con cierta practicidad para luego pensarlo como opción entre los humanos.
Las ratas del experimento, que habían perdido la visión, la recuperaron tras la modificación genética. Hasta construyeron nuevas conexiones neuronales y regeneraron los axones nerviosos que se habían lastimado.
Descubre ¿A qué edad empezamos a envejecer?
¿Cómo se logró el efecto Benjamin Button en estas ratas?
Lo que modificaron los investigadores del equipo de Sinclair fue la epigenética. Con este nombre se denomina a las sustancias que trabajan con el ADN, sin ser específicamente ADN. Sobre todo, hablamos de proteínas.
Las proteínas epigenéticas regulan qué genes se activan y cuáles se apagan. Al nacer y crecer, el cuerpo está programado para encender genes que nos hacen desarrollarnos. Sin embargo, al envejecer se bloquean varios de estos genes y perdemos la capacidad de fabricar nuevos tejidos o reparar los que se dañaron.
La causa subyacente para la mayoría de las enfermedades es el envejecimiento.
En conclusión, muchas veces enfermamos porque la edad nos quita la capacidad de responder a los problemas del cuerpo. Los genes de la juventud siguen estando en las células; solo que permanecen inactivos. Lo que hizo el equipo de esta investigación fue volver a activarlos en los ratones.
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La teoría de la información del envejecimiento o del botón de reinicio
David Sinclair postula que existe un resguardo de la información en las células de los mamíferos. Estos datos almacenados sobre la juventud y sobre cómo desarrollarnos con salud estarían bloqueados. Con la ciencia, podríamos liberarlos.
De alguna manera, las células saben que el cuerpo puede reiniciarse y aún saben qué genes deberían estar activos cuando eran jóvenes.
Para la liberación de los genes beneficiosos a medida que envejecemos, la opción es alterar las proteínas que los inhiben. En lugar de anularlos, con ingeniería genética los estimularíamos a actuar. Y el efecto Benjamin Button sería tener un cuerpo que funciona como lo hacía a los 20, teniendo 60 años.
En términos más sencillos, lo que los científicos creen es que las células se olvidan la manera de funcionar correctamente. Pero la información sigue en ellas. Solo hay que estimular esa copia de seguridad de los años jóvenes para que no se bloquee.
¿Hay una aplicación real para el efecto Benjamin Button?
Para que los descubrimientos en estos ratones se hagan una realidad humana, deberemos atravesar décadas. Esto es solo el inicio y el efecto Benjamin Button, por lo pronto, se trata solo de la imagen de Brad Pitt haciéndose niño en la película.
Pero sí sabemos que la epigenética (las proteínas que modifican el comportamiento del ADN) es influenciable a través de hábitos de vida. La alimentación saludable, algunos protocolos de restricción calórica, el ejercicio físico para no perder masa muscular y el descanso adecuado son llaves para que las células conserven su metabolismo joven, a pesar de que nos volvamos viejos.
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