Adopta a un niño que, sin saber, era el hijo que había perdido hacía muchos años
Cuando creíamos que lo habíamos visto todo, llegan historias como estas que nos recuerdan cuán amplias son las posibilidades en un mundo que a veces parece tan pequeño.
En esta ocasión queremos contarte el conmovedor caso de esta mujer que adopta a un niño tras haber perdido al suyo hacía años.
Quédate hasta el final para conocer todo lo que sucedió.
El niño que perdió en un día de escuela
Gabriela Sánchez es la mujer que protagoniza esta historia, a quien la vida le cambió de manera repentina debido a la pérdida de su pequeño llamado Tomás.
Todo comienza un día en el que Gabriela llevaba a su pequeño hijo de 3 años a la escuela, como cualquier otra jornada. Sin embargo, tras distraerse por unos momentos, perdió a su niño de vista.
Angustiada, empezó a buscarlo por todas partes con la esperanza de que pronto podría encontrarlo; al menos durante las primeras horas. Rápidamente, un grupo de madres de la misma escuela inició la búsqueda con ayuda de la policía, pero era como si el niño hubiera desaparecido.
Una búsqueda incansable con una llama de esperanza
Gabriela jamás perdió la esperanza de volver a ver a su hijo. Siempre se negó a la idea de que estuviera sin vida y que jamás lo tendría de nuevo entre sus brazos.
Pero su esposo no pensaba lo mismo; en su corazón no había vuelta atrás. Esta diferencia terminó con su matrimonio.
Con el paso del tiempo, Gabriela seguía sin soltar la ilusión, aunque la búsqueda fue perdiendo fuerza.
Su dolor por la pérdida de su hijo le permitió empatizar con otras personas que habían pasado por una situación similar, razón por la que empezó a trabajar en organizaciones de búsqueda de niños desaparecidos. Esto también le permitía estar cerca de las autoridades, por si su hijo aparecía.
Pronto empezó a tener contacto con refugios y centros de acogida de niños que no tenían padres. Justo allí tuvo de frente una sugerencia que la haría recuperar la fuerza:
«¿Por qué no le das tu amor a un niño que lo necesita hasta que encuentres a tu hijo?» dijo uno de los doctores del lugar.
¿Por qué no? Gabriela contempló la idea y no le pareció nada descabellada. Era una forma de entregarle su amor a un niño que buscaba el calor de un hogar.
¡Gabriela adoptó a su propio hijo!
Fue increíble cómo Gabriela conectó con Bernardo, uno de los refugiados que tendría unos 13 o 14 años de edad. Su personalidad solitaria, tímida e introvertida le inquietaba demasiado, pero esto no la detuvo para acercarse a él.
Un día, Gabriela se acercó al pequeño para preguntarle si podía ver lo que dibujaba; actividad que hacía con frecuencia. El niño asintió y descubrió el dibujo de una mujer con las manos extendidas: él confesó que era su mamá.
«Esa es mi feliz mami», contestó el niño. «Una vez mi mamá estaba feliz, pero un día se enojó mucho. Me gusta recordar su cara feliz».
Tras preguntarle dónde estaba su mamá, el niño se echó a llorar y Gabriela lo abrazó. Todos quedaron consternados, pues no habían visto al niño tener un vínculo con alguien. Por eso, Gabriela no lo pensó más y lo adoptó.
El día en que descubrieron que adoptó a su hijo biológico
Una tarde, Bernardo tarareaba una canción que Gabriela reconoció enseguida. Era una canción de cuna que había inventado para su hijo Tomás. De inmediato, inició su investigación para saber de dónde era el niño.
Hasta ese momento, Gabriela no se había percatado de las facciones físicas de Bernardo, pero identificó cada parte de sí considerando la idea de que fuera su hijo Tomás. Compró un kit de ADN con la excusa de ser un examen para la gripe y lo usó.
No había dudas. Era su hijo y le mostró los resultados. ¡Adopta a su Tomás!
Gabriela estaba decidida a investigar qué había sucedido todos estos años. Por eso Bernardo le contó que creció con una mujer que siempre supo que no era su madre. Ella tomaba y no se hizo cargo de él.
Juntos, llegaron al sitio de aquella mujer y ella les comentó que se había llevado a Tomás, pues había perdido a su hijo en un accidente y fue su forma de intentar recuperarlo.
Aunque Gabriela quiso denunciar a la mujer, Tomás (Bernardo) encontró el perdón en su corazón. Empatizó con el dolor de la mujer y no levantó cargos. Al fin estaban juntos y era todo lo que importaba.
Tomás decidió recuperar y usar su nombre; su vida estaba de vuelta. Hoy viven muy felices, compartiendo y riendo a carcajadas. ¡Su amor y esperanza siempre estuvieron en su corazón y hoy lo demuestran más que nunca!